viernes, 17 de abril de 2009

La isla pintada... ¡Hay Don Cristoforo Colombo!


Pues si eres mi hijo Ulises que ha vuelto, muéstrame 
alguna señal evidente para que me convenza.

Laertes a Ulises.
HOMERO. LA ODISEA.



LA ISLA PINTADA
VIERNES, 15 DE MARZO.

Ayer, después del sol puesto, navegó a su camino hasta el día con poco viento y al salir del sol se halló sobre Saltes, y a hora de medio día, con la marea del montante, entró por la barra de Saltes hasta dentro del puerto de donde había partido a tres de agosto del año pasado.

Si acordarme yo, Alfonso de Botilla, hoy viejo y achacoso, costarme poco puede, de aquella maldita isla pintada, menos le costara al Almirante, si vive, recordarla, a mal de sus pesares y de quererla borrar de su cabeza. Dura, a fe mía. ¡Sin mujeres! fue la orden con la que partimos aquel bendito tres de agosto de mil cuatrocientos noventa y dos, viernes, a las ocho de mañana, con fuerte virazón rumbo de Canarias, del sudueste y sur, y cuarta sudueste, de la misma barra de Saltes, la mismísima en la que, viernes también, después de ocho meses llegáramos, si no fuera por la confusión, que días nos retrasara, a causa de la isla pintada.
Y así dice él que acaba ahora esta escritura, salvo que estaba el propósito de ir a Barcelona por la mar, en la cual ciudad le daban nuevas que sus Altezas estaban, y esto para les hacer relación de todo su viaje que Nuestro Señor le había dejado hacer y le quiso alumbrar en él.
Este cuento completo será publicado en breve en edición impresa en la antología "De animosos y desanimados"

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